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Después de una década preso por un crimen que no cometió, José Guadalupe Macías Maldonado clama hoy a los cuatro vientos por justicia y asegura que varios funcionarios, algunos ya fallecidos y otros encumbrados, se confabularon para fabricar su culpabilidad.

Macías Maldonado fue acusado y sentenciado por el crimen doble de los hermanos Bárbara y Carlos Morales Persson, pero como en ese tiempo era un caso neurálgico del cual la sociedad exigía resultados a la autoridad, lo tomaron a él como «chivo expiatorio».

El crimen de los hermanos Morales Persson ocurrió la madrugada del 17 de junio de 1997, fueron asesinados en la cochera de su casa ubicada en la colonia Jardines del Valle. Los occisos traían dinero y joyas al momento que los encontraron en el suelo de la cochera, donde vivían con sus papás, por lo que el móvil del robo era poco probable.

Casi cinco años después, el 25 de abril del 2002, Macías Maldonado fue recluido en la cárcel de Mexicali tras su detención en Guadalajara por violencia doméstica. Fue sentenciado a 50 años de prisión por homicidio calificado.

Toda la marrullería se inició cuando el dictamen de perito de la PGJE testifica que las huellas encontradas corresponden al indiciado y sin embargo, fue firmado por una persona que en ese momento no trabajaba en la Procuraduría, por lo que el dictamen fue falseado.

Un presunto perito de nombre Jesús Francisco Velásquez Vélez, quien sólo tenía la secundaria terminada y era perito en dactiloscopía supuestamente, levantó sus huellas dactilares de la escena del crimen, lo cual fue decisivo para que se le considerara culpable.

Pero resulta que dicho perito jamás apareció y no fue posible localizarlo por nadie, por lo que el caso llevado en ese momento por Francisco Castro Trenti, director de Periciales en aquel entonces y Álvaro Castillo Gracia, quien era el de Averiguaciones Previas, dieron por buena la prueba y lo hicieron culpable.

Cambió la administración y luego la PGJE a cargo de Martínez Luna, casi cinco años después, lograron «identificar» las huellas de Guadalupe Macías, quien fue detenido en Guadalajara y traído a Mexicali, siendo acusado por el asesinato de los Morales Persson, convirtiéndolo en un «chivo expiatorio», asegura. Ni Castro ni Castilla quisieron valorar una gorra con cabellos y huellas de sangre al parecer del asesino, dijo el ahora hombre libre.

Hoy a diez años y nueve meses de haber estado en prisión les dice a los familiares de los Morales Persson que él no fue y es el momento de exigir justicia, que revisen bien el caso, ya que el asesino de los dos jóvenes cometido hace ya 15 años sigue sin pagar su culpa.

Foto: José Guadalupe Macías Maldonado clama por justicia.

Fecha: 23 de Enero de 2013. Por Juan Galván para La Voz de la Frontera.

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