619-515-1387 ARomero@cwsl.edu

Pobreza, color, aspecto fisico y raza ≠ criminalidad

Por Karina A. Lasalle Arroyo 

El estudio de la criminología desde sus comienzos hasta la actualidad ha pasado por una serie de cambios y/o transformaciones, en sus inicios se creía que la conducta criminal “nacía” con el sujeto. Cesare Lombroso, uno de los primeros criminalistas de la historia, desarrollo una teoría en la cual indicaba que los posibles delincuentes se definían por factores biológicos y físicos. Para estos estudios, Lombroso visitaba cárceles en México y al ver que todos los que estaban allí se parecían, decía entonces que los criminales se podían identificar con rasgos físicos, que tenían ciertas características todos iguales. Este pensamiento se podría entender que con el pasar de el tiempo se ha corregido y dejado atrás. ¿Pero realmente se ha hecho? ¿O solamente se ha “transformado” o “disfrazado”?

Las razones principales por las cuales los latinos son encarcelados erróneamente se deben en su mayoría a prejuicio por raza, pobreza, por diferencias de idioma y por la comunidad en que viven. Y es a esta problemática a la que quiero dirigir la mirada durante el día de hoy. No solo en latino américa, si no que en Estados Unidos también, se comete el error de suponer que por que una persona es criada en un barrio, pueblo o sector donde la criminalidad es “alta”, este desarrollara una conducta criminal. De igual forma se asume que por que una persona tenga un aspecto físico, pueda ser mas propensa a ser un criminal, escuchamos decir “si, tiene cara de que lo hizo” y esto sucede en su mayoría con los latinos. Al igual con la pobreza, es un pensamiento “popular” que una persona que se encuentra en un estado de pobreza sea mas propenso a robar y cometer otro tipo de delitos. 

Esto afecta de gran manera al momento de investigarse crímenes adecuadamente. Cuando se señala a un presunto criminal de cualquier comisión de un delito el cual vive en algún barrio pobre o de alta taza de criminalidad, automáticamente estalla no solo en las redes sociales, si no que también en la comunidad la creencia de que “lógicamente el fue quien lo hizo”. Se comienzan a hacer comentarios relacionados a “¿Qué se podía esperar?” “¿Que nos sorprende?” entre otros. Esto ocasiona, en la mayoría de los casos, que no se investigue mas allá lo sucedido y que automáticamente se crea que es cierto que fue esa persona quien lo hizo, logrando así que muchas de estas personas sean condenadas injustamente, solo por su apariencia física, su raza, la comunidad en la que viven y/o su nacionalidad. Es común, en Puerto Rico y en todo Estados Unidos que las personas vean a alguien con un aspecto físico que se ha categorizado como “criminal” y automáticamente lo señalen a el como que fue quien lo cometió. Además es común, que los oficiales lleguen a escenas del crimen y escojan a esa persona que todos dicen “que fue” y comiencen con el proceso en su contra sin hacer la investigación correcta. Solo por que esa persona “se ve” como quien cometió el crimen. 

Y cabe señalar que no se puede tapar el sol con un solo dedo. Es correcto decir que las instituciones de formación de un individuo tales como la familia, la comunidad, la escuela, la iglesia y el estado influyen grandemente en cuanto a si este desarrollara una conducta criminal o no. La criminología estudia como estas instituciones y la sociedad producen lo que se conoce como la “desviación” de un ser humano, ya que se crea de manera general  unas metas que no todos los individuos pueden alcanzar y a estos verse sin los medios para llegar a ellas se desvían y se salen de la norma para entrar a la conducta delictiva. Si influyen, sin embargo, juzgar y procesar criminalmente a una persona solo bajo estas teorías y bajo los distintos prejuicios antes mencionados, es fallar como sistema de justicia. 

Pareciera que estas teorías que parecían tan tontas e incoherente de estos primeros pensadores de la criminología, no se han ido del todo de nuestros sistemas de justicia. Aun se siguen encarcelando personas solo por como se ven, por como se visten, por su color, por el idioma que hablan, por la comunidad donde viven, como si realmente un criminal naciera y no se “hiciera”. Como si realmente la conducta criminal viniera integrada en un color de piel, en la forma de los ojos, en la ropa que usan. Y es así como se encarcelan erróneamente a personas que en muchos casos no tienen la manera de defenderse, no entienden lo que están pasando y sobretodo que son inocentes. Es tiempo de hacer un cambio no solo en nuestro sistema de justicia, si no en la manera en que como sociedad, creemos y vemos lo que es “un criminal”. La persona que comete un delito no tiene un aspecto físico en especifico, no vive en un tipo de comunidad determinado, no necesariamente es pobre, negro y/o latino y es necesario introducir eso en la mente de todos como sociedad para que asi se dejen de cometer injusticias y los casos comiencen a investigarse correctamente. Cesare Lombroso se equivocaba.