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Ciencia Forense Inválida o Inadecuada

Desde 1980, el análisis del ADN ha ayudado a identificar a los culpables y exonerar a los inocentes en los Estados Unidos. Aunque las pruebas de ADN se desarrollaron a través de una extensa investigación científica en los mejores centros académicos, muchas otras técnicas forenses —tales como la microscopía de cabello, comparación de marcas de mordedura, análisis de marcas en armas de fuego y comparación de impresiones de zapatos— jamás han sido objeto de una evaluación científica rigurosa. Mientras tanto, algunas técnicas forenses que han sido debidamente validadas —como por ejemplo, la serología, comúnmente conocida como clasificación de grupos sanguíneos— a veces son realizadas incorrectamente o presentadas de forma inexacta en el testimonio de un juicio. En algunos casos, los analistas forenses han fabricado los resultados o incurrido en mala conducta en el ejercicio de su profesión.

Todos estos problemas constituyen la ciencia forense inválida o inadecuada, que es el segundo contribuyente más grande a condenas erradas que han sido revocadas con la prueba de ADN. En más del 50% de las exoneraciones por ADN, la ciencia forense inválida o inadecuada contribuyó a la condena errada.

Mientras las exoneraciones por ADN han llevado a que la ciencia forense inválida o inadecuada sea el culpable de la existencia de condenas erradas, el ADN por sí mismo no resuelve el problema. De hecho, los expertos estiman que únicamente el 5-10% de todos los casos penales involucran evidencia biológica que pudiera ser sujeta a un análisis de ADN. En los otros 90-95% de los delitos, el análisis de ADN no es aplicable —por lo tanto, el sistema de justicia penal depende de otro tipo de probanzas, incluyendo disciplinas forenses que no son científicamente contundentes o son indebidamente aplicadas.

La Ausencia de Estándares Científicos

A diferencia del análisis de ADN, muchas disciplinas forenses —particularmente aquellas que se dedican a comparar marcas, impresiones u objetos como cabello y fibra— fueron desarrolladas con el solo propósito de resolver crímenes. Estas disciplinas han evolucionado principalmente debido a su uso en casos individuales. Sin el beneficio de la investigación básica o recursos financieros, la investigación aplicada también ha sido mínima.

A decir verdad, muchos métodos de análisis forense han sido aplicados con mínima o nula validez científica y con una valoración inadecuada de su fortaleza o fiabilidad. Además, carecen de estándares científicos aceptables que garanticen y controlen la calidad antes de ser implementados en casos penales.

Como resultado, los analistas forenses a veces ofrecen testimonio sin la debida base científica de sus peritajes. El testimonio sobre disciplinas más dudosas, tales como el esfuerzo de hacer coincidir la dentadura del imputado a las marcas en una víctima o esfuerzos de comparar la voz de un imputado a una grabación, esta simplemente disfrazado de ciencia y carece de los estándares científicos más básicos. Incluso, dentro de las disciplinas forenses que están mejor fundadas en la ciencia, frecuentemente se genera evidencia de tal forma que luce más precisa de lo que realmente es. Por ejemplo, un perito forense testificará que los cabellos encontrados en la escena del crimen ‘coinciden’ o ‘son consistentes con’ los cabellos del imputado —pero debido a la carencia de investigación científica sobre la validación y fiabilidad del análisis de cabello, no tienen forma de saber que rara vez se dan estas similitudes, por lo tanto, no hay forma de saber qué tanta validez puede tener esta probanza.

Testimonio Forense Indebido

Muy a menudo, el testimonio de los analistas forenses va más allá de lo que la ciencia permite. Muchas técnicas forenses que han sido aplicadas por años —pero sin sujetarse a la rigurosidad de la investigación científica— son aceptadas y retransmitidas como un hecho. El juez o jurado terminan con la impresión de que la evidencia es más científica de lo que realmente es, y las posibilidades de condenas erradas suelen aumentar.

Sin embargo, el testimonio forense impropio no se limita en las disciplinas que no han sido validadas. Entre todos los casos de exoneración por ADN, un gran número de personas fueron condenadas injustamente al comprobarse que el testimonio rendido en el tribunal distorsionó los resultados de serología. La serología es todavía utilizada, pero antes de que existiera el análisis de ADN, era la única forma que ayudaba a identificar el origen de la sangre, semen, u otros líquidos corporales encontrados en una escena de crimen. Al utilizar la serología, los peritos forenses podían determinar el tipo de sangre presente en los líquidos recogidos durante un procedimiento de levantamiento de muestras en una violación, por ejemplo. En muchos de los casos los peritos testifican, como es debido, acerca de lo que la serología puede demostrar y el porcentaje de la población que comparte el tipo de sangre del perpetrador. Pero en otros casos, los analistas omiten reconocer que la muestra biológica puede ser una mezcla de fluidos del perpetrador y la víctima, y que el tipo de sangre de la víctima puede ocultar el tipo de sangre del perpetrador. Y en otros casos, los peritos proporcionan estadísticas inexactas sobre el porcentaje de la población que comparte el tipo de sangre del perpetrador.

Mala Conducta del Perito

La gran mayoría de los analistas forenses son trabajadores, éticos y responsables. Utilizan los mejores métodos científicos disponibles para entregar información objetiva y sólida —sin importar si la ciencia favorece al imputado, apoya a la fiscalía o no arroja resultado alguno.

En muchos casos, la ciencia —más que el científico— es inadecuada. En otros casos, los analistas forenses cometen errores debido a la falta de capacitación, escaso apoyo o recursos insuficientes para abastecer la creciente demanda actual. Pero en algunos casos, los científicos forenses han incurrido en conducta indebida. Mientras que las ‘ovejas negras’ no reflejan todo el campo forense, solo un analista fraudulento puede contaminar un sinnúmero de casos. Por ejemplo, en algunos casos de exoneración debido al uso de ADN, se pudo comprobar que analistas forenses fabricaron resultados, reportaron resultados cuando ni si quiera se realizaron los análisis correspondientes, o también ocultaron parte de los resultados que favorecían a los imputados. Prácticamente en todos estos casos, los peritos forenses han incurrido en mala conducta dando como resultado varias condenas erradas.